miércoles, 13 de junio de 2007

Spleen para mi Shangai Lu o a una doncella imperial


“Pocos visitantes traspasan esta puerta,
muchos pinos y bambúes crecen frente a los escalones.
El aire de otoño no entra por la pared del Este,
el viento fresco sopla en el jardín del Oeste.
Tengo un arpa, soy muy perezoso para tocarla,
tengo libros, no tengo tiempo para leer.
Todo el día en esta tierra de una pulgada cuadrada (el corazón)…”
Po Chu

Todos los hombres somos iguales?
Todos mentimos?
Ante la pregunta impertinente
Del motivo que justifica
La nihilista caída
De las hojas del otoño... Por que las hojas no se lo pregunta
Las hojas se entregan
Mártires silentes, en tonos sepia
Se dejan llevar por su destino entropico
Para besar el suelo, con la violencia en cámara lenta, tan dulce, tan gratuita
Te escribo desde esta barco ebrio que se tambalea entre una ciudad con olas de cemento, a tu pabellón de oro, a tu china natal.
Tratare de decir lo que me pasa por vos, y temo equivocarme, pero mas temo no decirlo.

Mi querida Shangai Lu

Usted en su China, y yo con mi fiel mandarin que se ríe de mis cartas, usted en su China capitalista de pagodas doradas, tan clásicas, tan modernas. Me tienta con su opio y se ríe de mi opio (la religión, el opio de los pueblos, como decía el buen Marx).

Mi pequeña Shangai Lu, mientras me abraza el cuello un oso panda (literalmente, como bien sabes)
No se por que no te tenia delante cuando me dijiste eso, de que los hombres mienten, de que no te salude, de que olvide tu nombre (pero los nombres son otra cosa, una cosa que quizás hablemos mas adelante querida Shangai Lu, por que esa es otra historia… ), con tu carita de psicoanalista, con tu jazz de fondo, que me recordaba tanto un tango (que paradoja…), que podría ser un tango, de esos que baile algunas noches azules, como la del martes y como las que espero vendrán, junto a ti, a escondidas de mi dios y de tu emperador (¿sabes que en chino azul se dice Lu, y es el color de los escribas?).

Alguna noche azul, de esas que ni los medicamentos calman… pero esa es otra historia.

Cuando yo quisiera que me dijeras, como Dionisio a Ariadna "No hay que empezar a odiarse cuando hay que amarse/ soy tu laberinto" pero eso es muy occidental, o accidental, (y usted es una doncella del oriente, una criatura intocable…)

Vos me dijiste que falle en un pasado no muy lejano, que mi crónica mentía, que mi saludo se escapo de mi memoria, junto con tu nombre… Y quizás vos pensaras Shangai Lu, “a lo mejor me parezco a alguna que había ahí… entre sus libros o entre sus crónicas y no me saludo por que quizás pensó que no existía” o quizás penaste Shangai Lu “simplemente es un descortés, tan occidental, tan accidental. y por eso no me saludo y por eso olvido mi nombre, y por eso, tan grasa, tan occidental, tan accidental, olvido la disciplina del Imperio, la sagrada rectitud de la diplomacia en los palanquines….

Y quizás con tu lengua rápida y perspicaz me lo dirías…Y Yo desearía haberte mirado, y haberte dicho, esto que te escribo.

Quizás te diría cosas crípticas, mas no por ello menos bellas. Que los mares de china no están tan lejos, aunque si son profundos, y por eso son únicos y no se parecen a ningún mar, ni siquiera al mar, por mas que este lleno de olas, de pulpos y algas viviendo en su corazón. Si fuera un mar seria sin duda, o querría sin duda, ser un mar así, lleno de pulpos y algas viviendo en su interior, ¿y tu ? y luego trataría de darte un beso que diga lo que yo no puedo decir.

O podría haberte dicho que no te salude por que es irrelevante (pues saludar a la belleza saludarla es irrelevante, como a la muerte, irrelevante como saludar un ejército que te invade, pero esa es otra historia…) ante tu charla, que los poemas del viejo sifiloso de Baudelaire, y podría decirte por ejemplo:

“La creación es un templo de pilares vivientes
que a veces salir deja sus palabras confusas;
el hombre la atraviesa entre bosques de símbolos
que le contemplas con miradas familiares.

Como los largos ecos de lejos se mezclan
en una tenebrosa y profunda unidad,
vasta como la luz, como la luz vasta,
se responden sonidos, colores y perfumes.

Hay perfumes tan frescos como carne de niños,
dulces tal los oboes, verdes tal las praderas
- y hay otros corrompidos, ricos y triunfantes,

que tienen la expansión de las cosas infinitas
como el almizcle, el ámbar, el benjuí y el incienso,
que cantan los transportes de sentidos y espíritu.”


Que es como decir, que la belleza es el día en que te vi, que es como el día en que apareciste, y que no tenia que ser, esa belleza, mas que palabras confusas, como las que ahora digo. Porque
todas las palabras
todos los días
fueron de otros hombres
ahora son nuestros
Quizás podría haberlo dicho en francés, si me lo pedías, y luego trataría de darte un beso que diga lo que yo no puedo decir.

Pero seria siempre inútil mi querida Shangai Lu, por que yo tan grasa, tan occidental, tan accidental, tan descortés, olvido la disciplina del Imperio, la sagrada rectitud de la diplomacia en los palanquines….y decir la verdad es decir que fui descortés y no volveré a repetir tamaña tontería.

Pero lo que realmente me gustaría decirte
Lo que realmente me hubiera gustado decirte, al tenerte delante mío, diciéndome, con esa mirada casi de criminal que pones cuando me preguntas o me afirmas algo (esa mirada de psicoanalista), “tu, escritorcillo, pensaste que era una como cualquiera, una que no habría motivo para saludar, manzana”
Y yo te hubiera dicho, o te hubiera querido decir, o quizás lo hubiera soñado Shangai Liu
“!No¡, precisamente por que no te pareces a ninguna, me gustaría encontrarte siempre, en cualquier lugar…” por que esa es mi única y triste verdad. Desde hace unos días, me gustaría encontrarte siempre, en cualquier lugar…
Y después caer rendido ante usted, doncella imperial.

Lo que me dijo mi amigo Tao Yan Ming

Disculpe a este escritorcillo que se dirige a usted desde un occidente tan dañado y perdido, tan impreso de libros que no voy a leer, de palabras que no voy a decir… si no es escribiendo
Por que en mi hay dos, que conversan y se pelean, uno lee el otro escribe
Pero extrañamente se ponen de acuerdo en que les gusta una doncella china, con pecas y pelo lleno ensortijado, quizás se batana duelo a muerte, uno morirá y el otro gozara del amor, pero del recuerdo de la muerte, quizás los dos mueran y solo quede un enamorado espectral, para una doncella con el rostro lleno de estrellas, con pecas tan variadas como las lenguas de la china, quizás no, quizás la doncella se aleje sin dejar huellas y los dos dejaran de vivir por un tiempo, y prenderán las lámpara del duelo… o se enamoraran los dos, y vivirán una especie de amor raro, tan parisino y tan oriental, donde dos poetas, uno que solo lee, y uno que solo escribe amaran perdidamente a una doncella china
Una princesa azul
Mi Shangai Lu
como decía mi amigo, el chino Tao Yan-Ming

“Un huésped reside en mí,
nuestros intereses no son completamente los mismos.
Uno de nosotros está borracho,
el otro está siempre despierto.
Despierto y sobrio
nos reímos el uno del otro,
y no comprendemos el mundo del otro.
Propiedades y convenciones,
qué tontería seguirlas muy seriamente.
Sé orgulloso, no estés involucrado,
entonces te acercarás a la sabiduría.
Escucha tú, viejo borracho,
cuando el día muere,
enciende una vela.”


Yo, ya de noche, esperando verte pronto
Enciendo mis velas, abro mis velas de barco ebrio

Siempre tuyo
J. C. Moragaux, capitán de la armada británica, teólogo y becario de Clacso

5 comentarios:

Anita dijo...

mmm... el miedo no sé si es bueno y menos si no se está acostumbrado a sentirlo. Miedo a qué?

Besos!

Unknown dijo...

me volves a mandar el link de lo de erotismo

EmmaPeel dijo...

Muy buena su esquela, Don JCM!

Shangai Lu debe estar complacida, dibujando sonrisas en volutas de opio

Saludos

Anita dijo...

Le hago un regalo para que ya no sienta miedo:

"No sé si el mundo ha mentido
Yo he mentido
Yo no sé si el mundo ha conspirado contra el amor
Yo he conspirado contra el amor
El clima de tortura no constituye ningún consuelo
Yo he torturado
Aunque no hubiera existido la nube en forma de hongo
habría odiado
Escuchadme
Yo habría hecho las mismas cosas
aunque no existiera la muerte
Me niego a que se me sujete como a un borracho
bajo el frío grifo de los hechos
Yo rechazo la coartada universal
Como un ninfomaníaco que ata a un millar
en una extraña hermandad
Yo espero
a que cada uno de vosotros confiese"

("Que hago aquí", Leonard Cohen)

Besos!

Unknown dijo...

ni bien se inicie te aviso y te anotas
sera gratis intuyo