miércoles, 6 de junio de 2007

Nosotros dos aun… cuatro breves inmolaciones o sobre algunas compañeras de ruta (como el fuego, que camina conmigo…)


2) Ruth o L’adorable femme des Neiges

“Te despeñas. Es el sinfín desesperante, igual y no obstante contrario a la noche de los cuerpos donde apenas un manantial cesa aparece otro que reanuda el fin de las aguas.
Sin el perdón de las aguas no puedo vivir. Sin el mármol final del cielo no puedo morir.
En ti es de noche. Pronto asistirás al animoso encabritarse del animal que eres. Corazón de la noche, habla.”
Alejandra Pizarnik

Caminado por el borde
Del acantilado que son los recuerdos, me encuentro con ella,
Me encuentro con ella y recuerdo
Era virgen cuando la conocí…

Prologo:
Ruth es un personaje bíblico, su nombre significa compañera; de origen moabita, pero casada con un israelita que se expatría huyendo de la miseria. Es nuera de Noemí, ya viudas, ambas están en la miseria. Regresan juntas a Canaán. Ruth rebusca en lo que desechan los cosechadores y va a parar al campo de Booz en Belén. A instancias de su suegra, Rut se acuesta a los pies de Booz, quien la toma por esposa…
La carencia creciente de colores va permitiendo
Que como un musgo grisáceo
Crezca bajo mis ojos las espesas mareas (Hoy en la mañana tenia ganas de tirarme bajo las ruedas
Ardientes/ Móviles/ De un tren furioso
Ya que hace algunas noches no puedo tirarme bajo los labios
Ardientes/ Movibles/ De una mujer)
De colores tristes…la noche es breve y siempre se me escapa.... En la conclusión, y solo en la conclusión de una vida desatada, desarrollada con máximo dramatismo,
en esas vidas llevadas adelante sin la repetición propia de los rumiantes de dolores, que conozco bien, (quizás como nadie.)
(Sabemos mas sobre la inercia que de la acción, de ella somos víctimas)

Me escribiste en una foto tuya:

“Te gusta pensar en el amor como una copia
En blanco y negro
Una visión borrosa y un poco gastada
Gracias a las gotitas mínimas de invierno lluvioso
Que hacen los cuerpos ¿Pero por que seguir hablando del amor?
Si ya no le importa que hablen de el.
Mejor hablemos de los tiernos cuerpos
Que besan los rieles de los trenes.”

”En al piel del revés se escriben los nuevos versos.” Me escribiste en el brazo una tarde mientras mirábamos el rió marrón y espeso. Luego me mordiste el brazo hasta hacerme sangrar. Pensé, congelado por el pánico si luchar contra tu dentadura o ceder la carne que se hacia frágil y amenazaba por quedar dentro tuyo… termine por ceder, por tragarme, o mas bien ser tragado por el espanto. Tras unos segundos me soltaste, seguiste mirando el rió, con una naturalidad enfermarte, algo que no era de este mundo, ni del otro, sino de mucho mas allá… “su sufrimiento sube hasta el cielo, sin encontrar a Dios... y su sufrimiento desciende hasta el fondo del infierno sin hallar al demonio (Michaux).” Yo no quise mirar mi brazo hasta que estuvieses s lejos, en el colectivo que te llevaría a tu casa.

Cuando al conocí era alta y delgada (sin duda todavía lo es) como una especie de enorme reina del polo, una fría y distante mujer de las nieves, ojos de piedra gris, pelo rojo. Una criatura antinatural.

Ella podía siquiera haber existir debido a la violencia de su perfección, pensé en más de una ocasión. Pero el hecho es que fue mi acompaño por un breve periodo de tiempo, tres, quizás cinco meses. Yo estuve a su lado aunque nunca supe si yo alguna vez estuve al lado suyo.

Sacaba fotografías, después escribía poemas en ingles sobre ellas. Las pegaba en álbumes que hacia ella misma, y después simplemente los quemaba (la mayoría) o los regalaba. Yo me quede con uno… pero acompañe en su incineración a muchos de ellos.

Dentro de cada mujer hay una extraña pirómana, incluso dentro de la reina de las nieve

Se erguía alta y regia como una extraña planta nocturna, casi siempre alcoholizada, casi siempre descalza o con zapatos sin tacón para no aumentar más todavía su altura casi antinatural. Su carne era blanda, blanca y traslucida, como al de un pez. Como una criatura que no se había liberado todavía de lo que los humanos llamamos vagamente materia, una especie de crisálida o cobertura (Quien sabe.... yo conozco la carencia, quizás la amorfia crónica, no la ciencia de la oruga.), algo fantasmal, pero con una consistencia residual.

Éramos dos corazones libres que ya estaban despellejados, se dejan llevar por las mareas, y se transforman, que dejaron surgir leves escamas, como pétalos violentos, sobre sus músculos en flor,
o brotan entre las olas como liquidas medusas. Ella tenía una piedra en la cabeza, una piedra de locura que acariciaba como si fuera un extraño tesoro y su delgada melena roja la ocultaba. Me mostraba sus radiografía y sus resonancias magnéticas con al dulzura de quien muestra las fotos de la familia. Me aterraba ver el interior de esa cabeza y llegar a por no encontrar nada, solo aire, o un diafragma fotográfico… o peor aun, solo una llama polar, fría, congelada.

Varias veces me acosté con ella, desnudos en una cama, también a veces vestidos, daba igual. Alguna vez nos besamos, otras nos acariciamos, otras tuvimos sexo, dejaba que su humedad inundara todo… ella se dejaba hacer, cuando terminaba alejaba mi cuerpo del suyo, volvía a su postura hermética.

A su lejanía polar. Otras veces, quizás inmediatamente después de lo anterior, la miraba como quien esperara que desapareciera una epifanía, una especie de ángel de hielo dejando una mancha de humead o una estela de fuego.
Otras veces, no pocas, solo dormíamos.
Nunca me dejo penetrar en ella. El sueño de los hombres:

Medirle su cuerpo a palmos a la mujer y plantar bandera en la entrepierna de ese planeta desconocido

La mujer lleva entre sus piernas la medida del mal (déjame tomar entre tus piernas la medida del mal, pensaba)

También tomaba extrañas formas marinas, caracoles, formas, anémonas o tiburones, a veces era mas cruel y se transforman en pétreos corales. ¿Por que y como ocurrían esas maravillosas metamorfosis? (Como las bellas mujeres que tejen frente a la guillotina tus ojos leían o miraban todo, sin expresión, sin alegría, sin una pizca de tristeza).

¿Cuando tus besos fallaron más rápido? Tengo el corazón tejido de hilo, de hilo curado, con mínimos fragmento de vidrio… Siempre que intento tocarlo las yemas de mis dedos terminan cartografiadas en recuerdos…

Reventabas en música (eran tus momentos de alegría, cuando tu carne de pez se hacia mas rosa y parecía como si respiraras, o al menos como si te incendiaras, que es una forma rara de vida, pero una forma al fin…), eso si lo recuerdo bien, la música estridente que hacías y gritabas y me hacías gritar, y gritábamos, locos, furiosos:

“Ritmo frenético de maquinas es flor
Ritmo fonético de maquinas en flor
Ritmo profético de maquinas en flor
Ritmo poético de maquinas en flor
Nada nos ciega
En la era de la técnica
nada nos daña
Solo el miedo
Al esplendor geométrico”

Debo aceptar mi calidad de rumiante de dolores, mi paso por las noche (mas largas y extrañas que las horas del día, como participe todavía de una protohistoria, esclavo todavía de una diosa lunar de mil caras nefasta y devoradora de niños) suele ser con la mira algo entristecida... y sabor a deja vu. Ahora que tengo el corazón senil (o en su cenit, que es mas o menos lo mismo) me entrego a los juegos raros y espesos de la memoria. ¿Quien no quisiera besar dos veces la misma piedra? Esa piedra que guardas en tu cabeza.
pero lo que mas me golpea
fue ese día
donde me dijiste: “hagamos de todo esto un recuerdo. Un recuerdo bonito.”

Me dejaste solo bajo al lluvia, creo, o bajo el frió del invierno, creo, o bajo una primavera tibia, como las lagrimas del buen Cristo, cuando se acuerda de mi.

Caminado por el borde
Del acantilado que son los recuerdos, me encuentro con ella,
Me encuentro con ella y recuerdo
Era virgen cuando nos despedimos…

1 comentario:

peregrina dijo...

Me qedé desaunda en t blog. Me llev en los ojos los bellos versos y la buena prosa.