miércoles, 30 de mayo de 2007

Seis Variaciones para Piano


Mis Mesetas. (Sexto Movimiento)


A Gilles Deleuze
(Ella es mi piano
Y solo hay dos o tres cosas que se sobre ella)

Nómada, exploro mis paisajes mínimos.

Los paisajes,
explorando los paisajes
Que se dibujan
En las notas del papel
Como un piano encerrado entre libros
Miles de cuerdas
De maravillosos nervios
Sembrados
Tejen
La hoja, manchada de tinta.

Manchada dibuja un paisaje
No cualquier paisaje
Si no mi paisaje
Y esta n ahí, y aquí,
Imperceptibles.
De una geografía extraña, transparente,

En ellos me avergüenzo
me siento denudo y primitivo….
Pero solo así estoy ahí, solo así (solo ahí)….
solo así pueden ser

Ellos dibujan mi piano
En esa extraña geometría, esa extraña geografía, están ahí.
Sin ser vistos
Plantados al azar,
Como por el viento que transporta semillas,
Y del que nadie habla.

Seis Variaciones para Piano


Saltos mortales en el espacio vacío. (Quinto Movimiento)

(variación)
cuando escribo… me siento delante de un piano
un piano pequeño
una maquina de escribir
con un espejo delante de ella
una maquina de imágenes
que dibuja mis palabras de forma virtual

mis palabras
son líneas de fuga, son pequeñas puertas,
como las que conoció Alicia
que llevan
a pequeños paisajes
que conozco

Los paisajes
no son muy distintos de mi,
ninguno supera el metro setenta…
ni de alto, ni de largo,
ni en volumen, ni en densidad

mis mundos se mueven
cuando yo les ordeno que se muevan:
soy para ellos
la gravedad.

martes, 29 de mayo de 2007

Seis Variaciones para Piano


Percibir una Imagen. ( Cuarto Movimiento)

Hay un piano
Entre los libros de mi biblioteca….
Los reglones en un libro me recuerdan escaleras,
Las letras, notas esparcidas en un pentagrama,
(escaleras musicales)
teclas
teclas blancas
teclas negras
como la tinta sobre el papel
notas
blancas
negras
pongo el piano entre dos libros, lo aplasto,
lo entierro en la biblioteca

mi piano me mira
me dice que tiene notas, y cuerdas y martillos atascados dentro suyo
que quieren salir

podría.... abrirlo como un libro…
Mi maquina de música

Seis Variaciones para Piano


Leur plaisir sans moi. (Tercer Movimiento)

« (cuando pensó en ello después, decidió que, desde luego, hubiera debido sorprenderla mucho, pero en aquel momento le pareció lo mas natural del mundo).”
Alicia en el país de las maravillas, Lewis Carroll


Algo tiene que pasar, ¿no?
La tierra gira, se gasta
Achatada en los polos
Abultada en el ecuador.

Por que el miedo más terrible es…. esa ilusión del fin, o se abismo de lo infinito
El vértigo maldito
De sentir
Que el gran final, o lo eterno
Llegaran un día por la espalda, y nada mas cambiara jamas.
Y entonces, sin flores para nadie,
Comienza el resto de nuestras vidas…..

lunes, 28 de mayo de 2007

Seis Variaciones para Piano


La maquina de palabras. (Segundo Movimiento)

Un poema es una maquina de palabras
O una cajita musical.

Una mujer es una maquina de palabras
O una cajita de secretos

Nací en una casa llena de libros
Y me crié encerrado en bibliotecas
Todo amurallado por ladrillos de papel
Todo rodeado pos letras negras
Cifrados infinitos, llenos de enigmas.

(Enigma, era una maquina criptografíca,
Enigma es todo aquello que nos dice, un indicio,
de que hay algo mas)

Para niños con infancias de postal

Cuando abrimos un piano encontramos sus tripas
Una maraña de cuerdas y martillos
Pistones y corazones
Una sistema nervioso que funciona a percusión

La madrugada de colores pastel ya no me conmueve
Por que se que el piano vibra a martillazos
Sobre sus nervios

Y las palabras
De mi maquina de palabras,
Mi cajita de secretos, nunca buscaran ser menos que un piano

Seis Variaciones para Piano

“Escribir sobre música es como bailar sobre arquitectura”
T. S. Monk


Pornografía. (Primer Movimiento)

“Cómo poder cubrirse de lo que nunca se oculta?”
Heraclito


Se ha cometido extraño acto…

Una constelación de signos se ha convertido
en el pentagrama
(y en nuestras vulgares notas musicales),
en una línea.

Solo la velocidad convierte los puntos en líneas
Ejecutemos la vida a toda velocidad

Una
Ondulación
Comprimida

Que atropella el espacio
Meciendo
Removiendo el aire
Un proyectil, ruidoso, infinito y eterno.

Como hacer música con un martillo?
Preguntémosle al piano
O mantengamos los oídos clavados al suelo

Las notas ordenadas en el aire
Nada tienen mas que decir
Nos mostraron todo
Y se retiran silentes
Llenas de vergüenza.

domingo, 27 de mayo de 2007

Un Paseo Por La Literatura (Roberto Bolaño)



1. Soñé que Georges Perec tenía tres años y visitaba mi casa. Lo abrazaba, lo besaba, le decía que era un niño precioso.

2. A medio hacer quedamos, padre, ni cocidos ni crudos, perdidos en la grandeza de este basural interminable,errando y equivocándonos, matando y pidiendo perdón, maniacos depresivos en tu sueño, padre, tu sueño que no tenía límites y que hemos desentrañado mil veces y luego mil veces más, como detectives latinoamericanos perdidos en un laberinto de cristal y barro, viajando bajo la lluvia, viendo películas donde aparecían viejos que gritaban ¡tornado! ¡tornado!, mirando las cosas por última vez, pero sin verlas, como espectros, como ranas en el fondo de un pozo, padre, perdidos en la miseria de tu sueño utópico, perdidos en la variedad de tus voces y de tus abismos, maniacos depresivos en la inabarcable sala del Infierno donde se cocina tu Humor.

3. A medio hacer, ni crudos ni cocidos, bipolares capaces de cabalgar el huracán.

4. En estas desolaciones, padre, donde de tu risa sólo quedaban restos arqueológicos.

5. Nosotros, los nec spes nec metus.

6. Y alguien dijo:
Hermana de nuestra memoria feroz,sobre el valor es mejor no hablar.Quien pudo vencer el miedose hizo valiente para siempre.Bailemos, pues, mientras pasa la nochecomo una gigantesca caja de zapatospor encima del acantilado y la terraza,en un pliegue de la realidad, de lo posible,en donde la amabilidad no es una excepción.Bailemos en el reflejo inciertode los detectives latinoamericanos,un charco de lluvia donde se reflejan nuestros rostroscada diez años.
Después llegó el sueño.

7. Soñé entonces que visitaba la mansión de Alonso de Ercilla. Yo tenía sesenta años y estaba despedazado por la enfermedad (literalmente me caía a pedazos). Ercilla tenía unos noventa y agonizaba en una enorme cama con dosel. El viejo me miraba desdeñoso y después me pedía un vaso de aguardiente. Yo buscaba y rebuscaba el aguardiente pero sólo encontraba aperos de montar.

8. Soñé que iba caminando por el Paseo Marítimo de NuevaYork y veía a lo lejos la figura de Manuel Puig. Llevaba una camisa celeste y unos pantalones de lona ligera azul claro o azul oscuro, depende.

9. Soñé que Macedonio Fernández aparecía en el cielo de Nueva York en forma de nube: una nube sin nariz ni orejas, pero con ojos y boca.

10. Soñé que estaba en un camino de África que de pronto se transformaba en un camino de México. Sentado en un farellón, Efraín Huerta jugaba a los dados con los poetas mendicantes del DF.

11. Soñé que en un cementerio olvidado de África encontraba la tumba de un amigo cuyo rostro ya no podía recordar.

12. Soñé que una tarde golpeaban la puerta de mi casa. Estaba nevando. Yo no tenía estufa ni dinero. Creo que hasta la luz me iban a cortar. ¿Y quién estaba al otro lado de la puerta? Enrique Lihn con una botella de vino, un paquete de comida y un cheque de la Universidad Desconocida.

13. Soñé que leía a Stendhal en la Estación Nuclear de Civitavecchia: una sombra se deslizaba por la cerámica de los reactores. Es el fantasma de Stendhal decía un joven con botas y desnudo de cintura para arriba. ¿Y tú quién eres?, le pregunté. Soy el yonqui de la cerámica, el húsar de la cerámica y de la mierda, dijo.

14. Soñé que estaba soñando, habíamos perdido la revolución antes de hacerla y decidía volver a casa. Al intentar meterme en la cama encontraba a De Quincey durmiendo. Despierte, don Tomás, le decía, ya va a amanecer, tiene que irse. (Como si De Quincey fuera un vampiro.) Pero nadie me escuchaba y volvía a salir a las calles oscuras de México DF.

15. Soñé que veía nacer y morir a Aloysius Bertrand el mismo día, casi sin intervalo de tiempo, como si los dos viviéramos dentro de un calendario de piedra perdido en el espacio.

16. Soñé que era un detective viejo y enfermo. Tan enfermo que literalmente me caía a pedazos.Iba tras las huellas de Gui Rosey. Caminaba por los barrios de un puerto que podía ser Marsella o no. Un viejo chino afable me conducía finalmente a un sótano. Esto es lo que queda de Rosey, decía. Un pequeño montón de cenizas. Tal como está, podría ser Li Po, le contestaba.

17. Soñé que era un detective viejo y enfermo y que buscaba gente perdida hace tiempo. A veces me miraba casualmente en un espejo y reconocía a Roberto Bolaño.

18. Soñé que Archibald McLeish lloraba -apenas tres lágrimas- en la terraza de un restaurante de Cape Code. Era más de medianoche y pese a que yo no sabía cómo volver terminábamos bebiendo y brindando por el Indómito Nuevo Mundo.

19. Soñé con los Fiambres y las Playas Olvidadas.

20. Soñé que el cadáver volvía a la Tierra Prometida montado en una Legión de Toros Mecánicos.

21. Soñé que tenía catorce años y que era el último ser humano del Hemisferio Sur que leía a los hermanos Goncourt.

22. Soñé que encontraba a Gabriela Mistral en una aldea africana. Había adelgazado un poco y adquirido la costumbre de dormir sentada en el suelo con la cabeza sobre las rodillas. Hasta los mosquitos parecían conocerla.

23. Soñé que volvía de África en un autobús lleno de animales muertos. En una frontera cualquiera aparecía un veterinario sin rostro. Su cara era como un gas, pero yo sabía quién era.

24. Soñé que Philip K. Dick paseaba por la Estación Nuclear de Civitavecchia.

25. Soñé que Arquíloco atravesaba un desierto de huesos humanos. Se daba ánimos a sí mismo: "Vamos, Arquíloco, no desfallezcas, adelante, adelante."

26. Soñé que tenía quince años y que iba a la casa de Nicanor Parra a despedirme. Lo encontraba de pie, apoyado en una pared negra. ¿Adónde vas, Bolaño?, decía. Lejos del Hemisferio Sur, le contestaba.

27. Soñé que tenía quince años y que, en efecto, me marchaba del Hemisferio Sur. Al meter en mi mochila el único libro que tenía (Trilce, de Vallejo), éste se quemaba. Eran las siete de la tarde y yo arrojaba mi mochila chamuscada por la ventana.

28. Soñé que tenía dieciseís y que Martín Adán me daba clases de piano. Los dedos del viejo, largos como los del Fantástico Hombre de Goma, se hundían en el suelo y tecleaban sobre una cadena de volcanes subterráneos.

29. Soñé que traducía a Virgilio con una piedra. Yo estaba desnudo sobre una gran losa de basalto y el sol, como decían los pilotos de caza, flotaba peligrosamente a las 5.

30. Soñé que estaba muriéndome en un patio africano y que un poeta llamado Paulin Joachim me hablaba en francés (sólo entendía fragmentos como "el consuelo", "el tiempo", "los años que vendrán") mientras un mono ahorcado se balanceaba de la rama de un árbol.

31. Soñé que la tierra se acababa. Y que el único ser humano que contemplaba el final era Franz Kafka. En el cielo los Titanes luchaban a muerte. Desde un asiento de hierro forjado del parque de Nueva York veía arder el mundo.

32. Soñé que estaba soñando y que volvía a mi casa demasiado tarde. En mi cama encontraba a Mario de Sá-Carneiro durmiendo con mi primer amor. Al destaparlos descubría que estaban muertos y mordiéndome los labios hasta hacerme sangre volvía a los caminos vecinales.

33. Soñé que Anacreonte construía su castillo en la cima de una colina pelada y luego lo destruía.

34. Soñé que era un detective latinoamericano muy viejo. Vivía en NuevaYork y Mark Twain me contrataba para salvarle la vida a alguien que no tenía rostro. Va a ser un caso condenadamente difícil, señor Twain, le decía.

35. Soñé que me enamoraba de Alice Sheldon. Ella no me quería. Así que intentaba hacerme matar en tres continentes. Pasaban los años. Por fin, cuando ya era muy viejo, ella aparecía por el otro extremo del Paseo Marítimo de Nueva York y mediante señas (como las que hacían en los portaaviones para que los pilotos aterrizaran) me decía que siempre me había querido.

36. Soñé que hacía un 69 con Anaïs Nin sobre una enorme losa de basalto.

37. Soñé que follaba con Carson McCullers en una habitación en penumbras en la primavera de 1981. Y los dos nos sentíamos irracionalmente felices.

38. Soñé que volvía a mi viejo Liceo y que Alphonse Daudet era mi profesor de francés. Algo imperceptible nos indicaba que estábamos soñando. Daudet miraba a cada rato por la ventana y fumaba la pipa de Tartarín.

39. Soñé que me quedaba dormido mientras mis compañeros de Liceo intentaban liberar a Robert Desnos del campo de concentración de Terezin. Cuando despertaba una voz me ordenaba que me pusiera en movimiento. Rápido, Bolaño, rápido, no hay tiempo que perder. Al llegar sólo encontraba a un vieoj detective escarbando en las ruinas humeantes del asalto.

40. Soñé que una tormenta de números fantasmales era lo único que quedaba de los seres humanos tres mil millones de años después de que la Tierra hubiera dejado de existir.

41. Soñé que estaba soñando y que en los túneles de los sueños encontraba el sueño de Roque Dalton: el sueño de los valientes que murieron por una quimera de mierda.

42. Soñé que tenía dieciocho años y que veía a mi mejor amigo de entonces, que también tenía dieciocho, haciendo el amor con Walt Whitman. Lo hacían en un sillón, contemplando el atardecer borrascoso de Civitavecchia.

43. Soñé que estaba preso y que Boecio era mi compañero de celda. Mira, Bolaño, decía extendiendo la mano y la pluma en la semioscuridad: ¡no tiemblan!, ¡no tiemblan! (Después de un rato, añadía con voz tranquila: pero tamblarán cuando reconozcan al cabrón de Teodorico.)

44. Soñé que traducía al Marqués de Sade a golpes de hacha. Me había vuelto loco y vivía en un bosque.

45. Soñé que Pascal hablaba del miedo con palabras cristalinas en una taberna de Civitavecchia: "Los milagros no sirven para convertir, sino para condenar", decía.

46. Soñé que era un viejo detective latinoamericano y que una Fundación misteriosa me encargaba encontrar las actas de defunción de los Sudacas Voladores. Viajaba por todo el mundo: hospitales, campos de batalla, pulquerías, escuelas abandonadas.

47. Soñé que Baudelaire hacía el amor con una sombra en una habitación donde se había cometido un crimen. Pero a Baudelaire no le importaba. Siempre es lo mismo, decía.

48. Soñé que una adolescente de dieciséis años entraba en el túnel de los sueños y nos despertaba con dos tipos de vara. La niña vivía en un manicomio y poco a poco se iba volviendo más loca.

49. Soñé que en las diligencias que entraban y salían de Civitavecchia veía el rostro de Marcel Schwob. La visión era fugaz. Un rostro casi translúcido, con los ojos cansados, apretado de felicidad y de dolor.

50. Soñé que después de la tormenta un escritor ruso y también sus amigos franceses optaban por la felicidad. Sin preguntar ni pedir nada. Como quien se derrumba sin sentido sobre su alfombra favorita.

51. Soñé que los soñadores habían ido a la guerra florida. Nadie había regresado. En los tablones de cuarteles olvidados en las montañas alcancé a leer algunos nombres. Desde un lugar remoto una voz transmitía una y otra vez las consignas por las que ellos se habían condenado.

52. Soñé que el viento movía el letrero gastado de una taberna. En el interior James Mathew Barrie jugaba a los dados con cinco caballeros amenazantes.

53. Soñé que volvía a los caminos, pero esta vez ya no tenía quince años sino más de cuarenta. Sólo poseía un libro, que llevaba en mi pequeña mochila. De pronto, mientras iba caminando, el libro comenzaba a arder. Amanecía y casi no pasaban coches. Mientras arrojaba la mochila chamuscada en una acequia sentí que la espalda me escocía como si tuviera alas.

54. Soñé que los caminos de África estaban llenos de gambusinos, bandeirantes, sumulistas.

55. Soñé que nadie muere la víspera.

56. Soñé que un hombre volvía la vista atrás, sobre el paisaje anamórfico de los sueños y que su mirada era dura como el acero pero igual se fragmentaba en múltiples miradas cada vez más inocentes, cada vez más desvalidas.

57. Soñé que Georges Perec tenía tres años y lloraba desconsoladamente. Yo intentaba calmarlo. Lo tomaba en brazos, le compraba golosinas, libros para pintar. Luego nos íbamos al Paseo Marítimo de Nueva York y mientras él jugaba en el tobogán yo me decía a mí mismo: no sirvo para nada, pero serviré para cuidarte, nadie te hará daño, nadie intentará matarte. Después se ponía a llover y volvíamos tranquilamente a casa. ¿Pero dónde estaba nuestra casa?

sábado, 26 de mayo de 2007


Los Vientos Alicios

“«Si hubiera crecido», se dijo a sí misma, «hubiera sido un niño terriblemente feo, pero como cerdito me parece precioso». Y empezó a pensar en otros niños que ella conocía y a los que les sentaría muy bien convertirse en cerditos.”
Lewis Carrol, Alicia en el País de las Maravillas.

1. Alicia era ella pero también, a veces, era yo.

Nuevo fracaso... Alicia olvido unas cuantas cosas atrás del espejo
No solo su inocencia de niña
(Y no hablamos de su himen, sino de la otra inocencia)
todo un otoño para contar tan poco... no fue una perdida, pero si una mala inversión , de tiempo (“Y esta vez desapareció despacito, con mucha suavidad, empezando por la punta de la cola y terminando por la sonrisa, que permaneció un rato allí, cuando el resto del Gato ya había desaparecido.”), ahora cansado, exhausto, triste, bastante triste....
Cuando se acaba mi ser, solo mis colores, atacándome como miles de gatos
mirarme en ese espejo algún día…
Y solo cuando no me encuentre estaré ahí… como Alicia.

Como el cuerpo de ese gato
Que sonreía desde lo alto,
dando preguntas, dando respuestas, a la pequeña Alicia, que insomne,
dejaba y recibía notas en papeles rosa, declarándome su insomnio, puestas estratégicamente,
para invitarme al silencio, eso tan sagrado que nos gustaba compartir. Pero eso se termino con el otoño y cayo violento, suicida como las hojas marrones...

En alguna forma… ya me acostumbre
También te tocara a ti acostumbrarte(Ahora Alicia se alegró de que no
hubiera nadie escuchando, porque esta palabras no le sonaban del todo bien.)
(Alicia, la buena de Alicia, siempre se me cuela entre las líneas)

Alicia olvido unas cuantas cosas atrás del espejo
No solo su inocencia de niña
(Y no hablamos de su himen, sino de la otra inocencia)
Que poco cuidado se tienen lo niños últimamente, la dejan tirada en cualquier lado
(La infancia es frugalidad, salvaje fragilidad)
Y de pronto se pierde
Como el cuerpo de ese gato
Que sonreía desde lo alto, todo boca y nada cuerpo, a la pequeña Alicia
“Minino de Cheshire, ¿podrías decirme, por favor, qué camino debo seguir para salir de
aquí?
--Esto depende en gran parte del sitio al que quieras llegar --dijo el Gato.
--No me importa mucho el sitio... --dijo Alicia.
--Entonces tampoco importa mucho el camino que tomes --dijo el Gato.”

2. Aventuras y desventuras de la ingeniosa hidalga Alicia

Quizás con un poco de suerte
los niños aprenderán a ser más cuidadosos con su inocencia
y no olvidarla por los rincones... “esta vez desapareció despacito, con mucha suavidad, empezando por la punta de la cola y terminando por la sonrisa, que permaneció un rato allí...”

Cuando comes un chocolate
Y dejas despacio
Que tus dedos rompan el papel
Y escuchabas el sonido del sutil arrugado te repetías, como un mantra: “ «¿Comen murciélagos los gatos? ¿Comen murciélagos los gatos?» Y a veces: «¿Comen gatos los murciélagos?» Porque, como no sabía contestar a ninguna de las dos preguntas, no importaba mucho cual de las dos se formulara.”. Luego comías con la boca abierta y te ensuciabas...

(La pobre Alicia decapitada
Llora pidiendo un pedazo
Pero se olvida de dejar cerrada
La puerta de atrás del espejo.)

Los muros no están vacíos, como yo bien quisiera, sino llenos de ladrillos de recuerdos, pegados con el mortero del olvido.
Ordenados como un archivo,
siniestra biblioteca, (Ahora Alicia se alegró de que no
hubiera nadie escuchando, porque esta palabra no le sonaba del todo bien.)
por eso es en el espejo
(Congelada/ Inmóvil/ Detenida)
Es el lugar donde se esconde Alicia (- Ya no eres una niña - te dijeron - ya no hay fragilidad para ti
Por eso ahora quieres demolerlo todo). Tu mayor objetivo es la fragilidad extendida como un manto. Sobre las cenizas de todos tus fuegos, sobre los restos de todos tus incendios.

Y donde me invita tentándome, con sus ojos de piedra (tan congelados/ Inmóviles/ Detenidos)
Llenos de desorden: recuerdos amontonados en el fondo
de un sótano oscuro y relativamente húmedo.
Todas las Alicias (Todas mis Alicias)
Tiene los mismo ojitos de piedra (Escondes bajo tu boca: lo que yo espero para suturar el corazón
La aguja y el hilo quirúrgico
¿Cuantos puntos dejaras?)

como dos universos… tendemos a la catástrofe…

3. Caminado con Alicia por un parque, es otoño.

“--¿Por favor, podría usted decirme --preguntó Alicia con timidez, pues no estaba demasiado segura de que fuera correcto por su parte empezar ella la conversación-- por qué sonríe su gato de esa manera?”

Mis paisajes interiores me muestran un paseante solitario, pena andante como cabalgando entre un mundo y otro sin distinguir entre un mundo y otro, aunque mi bella compañera, mujer caucásica joven, ojos y cabellos claros, edad mediana, armoniosas proporciones, peso en correcta relación a su estatura, de astrológico signo ignorado
podría robar toda la atención del mundo.... Aun así, paseo solitario (pero en compañía de una mujer), un paseo interminable.
Sus límites son los límites del mundo “... tuvo un ligero sobresalto al ver que el Gato de Cheshire estaba sentado en la rama de un árbol muy próximo a ella.
El Gato, cuando vio a Alicia, se limitó a sonreír. Parecía tener buen carácter, pero también
tenía unas uñas muy largas Y muchísimos dientes, de modo que sería mejor tratarlo con
respeto.” .
siempre hablo de mi y no de mi caucásica compañera que entre otoñales árboles que me mira como queriendo saber que estoy pensando, y yo pienso y me muero,
y me muero de sed y de ser y de no ser y de estar y de no poderme perder en sus ojos claros que por alguna extraña afinidad, seguramente debido al verde, me recuerdan tanto al musgo de polvo que trepa por los árboles:
Quisiera tocarla y al tocarla quemarme las manos…

Si me encadeno a algo moriré libre, pienso, y sigo caminando sin pensar en lo que dijeron los ojos que me hablaban, por que mi preocupación es no morir, es la ansiedad es atarme a las cosas que amo hasta que me engangrene o me dejen cicatrices.... “--Pero es que a mí no me gusta tratar a gente loca --protestó Alicia.
--Oh, eso no lo puedes evitar --repuso el Gato--. Aquí todos estamos locos. Yo estoy loco.
Tú estás loca.
--¿Cómo sabes que yo estoy loca? --preguntó Alicia.
--Tienes que estarlo -- afirmó el Gato--, o no habrías venido aquí.” camine por un bosque triste y amarillo de otoño, con sus troncos verdes cubiertos de ese polvoso musgo,
nada me puede perturbar, nada me puede, en este paisaje de misantropía, amarillo en el piso, verde en el tronco, las marejadas de otoño. Nada me puede perturbar, solo mis paisajes interiores que me muestran un paseante solitario, pena andante como cabalgando entre un mundo y otro sin distinguir entre un mundo y otro, aunque mi bella compañera, mujer caucásica joven, ojos y cabellos claros, edad mediana, armoniosas proporciones, peso en correcta relación a su estatura, de astrológico signo ignorado
podría robar toda la atención del mundo....

Nunca llegar en el momento preciso, un momento impreciso perpetuo, el momento donde la vida me invita a sentarme a su mesa en la gran cena, que si bien no ha comenzado, ya termino...

4. Consecuencias de Alicia

“--¡Vaya! --se dijo Alicia--. He visto muchísimas veces un gato sin sonrisa, ¡pero una sonrisa
sin gato! ¡Es la cosa más rara que he visto en toda mi vida!”

La carencia creciente va permitiendo
Que como un musgo grisáceo
Crezca bajo mis ojos las espesas mareas
De colores tristes (el Gato no hizo más que ensanchar su sonrisa, por lo que
Alicia decidió que sí le gustaba).
Las pésimas tendencias a desaparecer que me esperan fuera
Como con un saludo marcial.

Mester de demencia seguido de tres poemas sobre distintos tipos de locura

A Rodrigo Lira, poeta y uno de mis dos amigos que tuvieron la decencia de morir antes de conocerme.

“Ya no es la histeria ni la esquizofrenia, ni siquiera la paranoia, lo que nos acecha (aunque esta debería predominar lógicamente en los tiempos que se avecinan), sino mas o menos a largo plazo, la melancolía.” (Jean Baudrillard, Cool Memories)

A un amable lector o sobre lo sincabo y lo sinvexo:

Las siguientes líneas viene a colación de que me llama profundamente la atención a que uno le digan: “que loco lo que haces” Yo no soy loco ni escribo locuras, escribo las cosas que pasa, ahora bien, que esas cosas crucen el ligero umbral del ridículo, y quizás cada tanto el de la realidad eso ya no es mi culpa… al contrario, padezco tanto o mas que ustedes, si es que las leen.
A vos querido lector que solo living la vida loca literaria te dedico estas líneas (vos sabes bien quien sos, aunque cabe la posibilidad, bella y deseada, de que tampoco vos sepas quien sos. ¿Esta usted seguro de que existe?)

A esta altura solo queda una certeza, si bien no soy demente, soy de chequelete….

Mester de Demencia

“Y los muchachos del barrio le llamaban loca, y unos hombres vestidos de blanco le dijeron: "ven"ella grito: "no señor, ya lo ven, yo no estoy loca, estuve loca ayer, pero fue por amor"” (Mocedades, La Loca)

En algún punto de la ciudad (creo que ayer hablamos sobre este tema mis queridos lectores), de esta ciudad demasiado grande para que dos seres que se amen o simplemente se deseen o simplemente se tengan ganas o se huelan las hormonas como dos perritos o mascotas que desean reproducir una especie digna de desaparecer en la brevedad…. Bueno en esta ciudad se encuentran, si pierden la mirada alguna ves, infinitos enfermos mentales y dementes que recorren nuestras bonaerenses calles, notaran, quizás, que un hombre de mi edad vela, mientras todos duermen. Extraña su actitud, solo puede deambular sonámbulo y vouyerista de los otros (padeciendo, padeciendo). ” Su vigilia no tiene nada de común con la vigilia a la que nos condena la súbita desaparición de nuestra amada, la angustia que precede a un día de decisiones irrevocables o la persistencia de un pensamiento que se resiste a tomar forma.”

No es tampoco el efecto de una droga mal controlada, ni del desorden físico que sucede a un largo período de disipaciones. Es una vigilia registrada en los anales médicos; una enfermedad incurable; una espléndida llaga destinada a no cicatrizar.

Advierto:
................... que no soy un sicótico o un psicotico o un Latinamerican Psico, o un Foule Sentimentale, ni, mucho menos, un loco rabioso lleno como las tempestades de sonido y de furia.................... Me dicen "loco" pero a los que me dicen "loco" otros a su vez les dicen "loco", tal como se dice "flaco", “vieja”, “viejita”, “maquina”, “padre”.
................... - a veces me dicen "flaco", aunque se que me deberían decir "gordo"-.

Pero no “loco”, nunca “loco”, eso no me lo merezco….


“.......Pero, a Vd. y U. S. advierto................... que, en verdad,................... ... no soy un LOCO................... a pesar de las etiquetas................... vulgarmente llamadas diagnósticos................... que me han aplicado................... especialistas, y de los destacados”
(Lira Rodrigo)

También, por que no decirlo si para eso estamos, todo ese juego y manadas y cascadas de pastillitas que antes eran de colores pero como ahora están muy caros los colores son todas blanquitas e iguales pero medio dulzonas que te adormecen al lengua, Jesucristio (carpintero de profesión, graduado sin honores en la Escuela de Artes y Oficios de Nazaret, aunque nunca ejerció para dedicarse a almena charla y la filosofía y luego al ejercicio revolucionario de la liberación nacional y/o espiritual del pueblo judío ante el imperialismo Romano). Jesús o desusito para los amigos mas íntimos dijo en su momento, repartiendo el pan y los peces,: “clonase el pan”. Y el clonazepam se hizo, y vio que era bueno, y todos se regocijaron. El clonazepam se usa para controlar las crisis convulsivas. También se usa para aliviar la ansiedad y es ahora delicia de niños y niñas como yo que no aguantan mucho la angustia de la vida moderna… por los siglos de los siglos amen.
”Líquido o pasta conductor(a) en las sienes o el cráneo”, dependiendo de si se tratase del critico papiro de el electroencefalograma o bien de la cosquilla juguetona del electroshock.”Y que ni siquiera soy mucho más neurótico que el promedio de mis contemporáneosque tengo buen pronósticopor que todavía no me lobotomizan”, no me practican lobotomía. Ya que no quiero que me coman ni los lobos ni los leones ni las hienas ni los perros furiosos, y la única lobotomía que aceptaría seria que me hicieran un hombre de los lobos como el de Freud, “He soñado que es de noche y estoy en mi cama (Mi cama tenía los pies hacia la ventana, frente a la ventana había una hilera de viejos nogales. Sé que era invierno cuando soñé, y de noche) De repente, la ventana se abre sola y veo con gran terror que sobre el nogal grande frente a la ventana están sentados unos cuantos lobos blancos eran seis o siete. Los lobos eran totalmente blancos y parecían más bien como unos zorros o perros ovejeros, pues tenían más bien grandes rabos como zorros y sus orejas tiesas como de perros al acecho”, es decir alguien que ve lobos colgados de los árboles como manzanas.

Tres poemas sobre distintos tipos de locura

” (cuando pensó en ello después, decidió que, desde luego, hubiera debido sorprenderla mucho, pero en aquel momento le pareció lo mas natural del mundo).”
Alicia en el país de las maravillas, Lewis Carroll

Psicosis [psychosis]f. (Psiquiatría) Nombre general que se aplica a todas las enfermedades mentales.

Psicosis es la película mas pornográfica que conozco, guión de hierro decía el con un cuervo parado sobre el habano. Imaginarte un baño desnudo y en blanco y negro

Psicosis significa que eres frágil

Es un baño desnudo en blanco y negro
La sutil imagen de tu vecino violando la intimidad
Ese bien tan preciado…

Un baño, festín de fragilidad, en blanco y negro.
Ese lugar oculto es el baño, el lugar desnudo que es espacio del cuerpo desnudo, y el cuerpo sucio, donde ocultamos
La puerta cerrada
La cortina de baño
La pornografía de sociedad desnuda y sucia, All the American Dreams, en blanco y negro. Tristes días de un sueño americano que arrancado fue de un tiron.

Un baño
Denudo en blanco y negro
Ahora piensas en puertas abiertas, sin cortinas de baño. Y un miedo pánico a todo lo que podría ser mi vecino


Agrafia [agraphia](f. (Psiquiatría) Incapacidad total o parcial para expresar las ideas por escrito a causa de lesión o desorden cerebral.)

Creemos que nuestros oídos sonríen en la verdad
y que nuestra lengua escupe poesía…. En realidad las cosas son mas complejas….
Como tocando un piano imperfecto donde solo suenan las notas mas agudas,
Una batalla se levanta frente a mis ojos y a mis deseos, la batalla que encarna cada día…
¿jugar con las palabras? Como gatos jugando en las bolsas de residuos o los hijos de los cartoneros
acostumbrados a tener cuidado entre la bolsas.

son juegos de palabras
todos son juegos de palabras
todos son juegos en palabras (cuando busco pronunciar mi nombre, este es la cárcel…), retruécanos misterioso, aliteraciones imposibles, oraciones imperfectas de seres imperfectos, pero me hastió rápido de la forma sabia, ella se vestía en los rincones para que no la viera desnuda, mirando con sus ojos mal abiertos, con su perfume de juventud y su vetusta ropa

Espacio abierto por el poema (esa singular cicatriz)

El poeta escribe poesía
Por que no la vive, es cicatriz de una herida. De la herida que no es poder ser feliz.
Es sueño de la razón
Que crea monstruos.


Alexitimia [alexithymia](f. (Psicol.) Incapacidad para experimentar y comunicar sentimientos de forma consciente.)

Una nueva extinción,
Nuevo fracaso...
Cuando se acaban las formas… solo el color… Cuando se acaba mi ser, solo mis colores, atacándome. Entonces solo blanco y negro, como la ceniza, después de inmolarme en el color
es cuando comienza el dolor grande
De tus imágenes
Tengo fresco en la mirada
El parecido entre los kiwis que devorábamos
Y los abultados abdómenes de las arañas
Tus dulces insultos a mis palabras , a mi oído de ingeniero de sonido, notas en papeles rosa, declarándome tu insomnio, puestas estratégicamente en mi almohada, para invitarme a tu silencio, eso tan sagrado que nos gustaba compartir.

Cuando jugamos en la cama
Y te atrape
En un par de fotos
Que hoy no quiero recordar.

……………………………………………………………………………………………………………
“Aquel día, el Hombre de los lobos se levanto del diván mas cansado que de costumbre. Sabia que Freíd tenia la genialidad de rozar la verdad, pasar de largo, y suplir luego el vació con asociaciones. Sabía que Freud no entendía anda de lobos, de anos tampoco, por cierto. Freud solo entendía de perros, de colas de perros. Y eso no bastaba, no bastaría.” (Gillez Deleuze y Feliz Guattari, Mil Mesetas)
Dos Obras breves o de por que el amor es el diablo.

“Con una mano me sostengo y con la otra escribo” (Malcolm Lowry cruzando el Canal de Panamá)

Puedo decir que he sido rechazado, en menos de veinticuatro horas por dos mujeres hermosas, cada una de una forma más espectacular. En extraño y diabólico record.
El amor es el diablo…

“La mitad de este mundo es del demonio, la otra mitad es mía,bobo por esa droga fumada en una niñay enredado en el brote que bifurca su ojo.” (Dylan Thomas, If I were tickled by the rub of love)

Una especie de mezcla entre satisfacción y melancolía, es algo donde me dejo caer, un lecho donde me hundo, una mullida espesura. Puedo jactarme de este sentimiento de embriaguez, de anestesia que me recorre en la madrugada fría de un domingo.

En el fondo sé, quizás siempre lo supe, y esa es al oscura conciencia, la bilis negra que ocupa mi cuerpo en vez de sangre, que cualquiera de mis penas, o mis derrotas puede llagar a ser, si me esfuerzo claro, una buena historia para contar. Que cada vez se ponía más cruel, más azarosa, más entretenida. Era un anormal consuelo: nuevamente Ellas hacían mi historia, yo sólo la narraba.

La literatura se ha convertido en mi vida, y sin duda, hasta las mujeres que me gustan, y además me rechazan, tienen estupendos guiones.

Solo me queda sentarme bajo el frío y observar. Ojos negros una, ojos verdes la otra, dejadas ahí para que se toparan conmigo, para que me chocara con ellas, considerándolas perfectamente naturales, como plantadas ahí por el azar, como por el viento que transporta semillas y del que nadie habla.

1

À l'ombre des jeunes filles Peronistes en fleurs

"Desde el comienzo, me di cuenta que estaba frente a un ser extraordinario" (Juan Domingo Perón.)

Ella era peronista. Con eso podría partir todo esto, su belleza arrasaba de manera nacional y popular como una maravillosa marcha mi descamisado pecho. Ella tenia los ojos negros.

Yo no sabia donde iríamos ni sabia lo que haríamos, estaba ahí por compromiso. No me avergüenza decirlo, llegué casi por error, pero me fui con un triste desafío: tratar de contar una vez mas cómo la belleza prefirió no estar junto a mí.

Antes de llegar a la fiesta, que sería finalmente mi destino (como después me enteré), me noqueó.

Como todo hombre intenté brillar, desplante excesivo e innecesario, simplemente inútil y lamentablemente, en el lugar se encontraban algunos de mis pocos lectores, que avivaban la hoguera de las vanidades, que enfriaban la sutil brisa de la seducción... aun así lo intenté, y pensé que podría hacer algo.

Claramente me equivoqué.

La noche transcurrió entre la cumbia y la cerveza, bailé y me transporté, fui feliz, realmente, fui feliz, ella y todas mis amigas a mi lado, el paisaje era perfecto.
Quizás el momento también lo era...

Cuando no se puede hablar con claridad es mejor callar dice Wittgenstein al cierre de Tractatus Lógico-philosophicus. Que forma más brutal y perfecta de decir la verdad... ella era bella, yo intenté seducirla y perdí, sobre el resto, es mejor callar... salvo en una cosa. Salvo en eso que hace que sea inolvidable y me obligué a escribir:

- Señorita- le dije sentándome junto a ella, después de charlar, después de reír, incluso después de bailar.
- Si?
- Debo confesarle algo, y espero que esto no te moleste, usted me atrae, me atrae mucho- así nomás, así lo dije.
- Escribí una crónica sobre eso- dijo con una sonrisa
- Lo intentare – respondí ante tan bella estocada.
- Así te la refuto...


Mas tarde una chica gótica me consolaba con su charla y una certeza: los hombres son monos.

Y es verdad: Mujeres. Mujeres vivas, despiertas, generosas y egoístas, seductoras y católicas, peronistas, marxistas, reaccionarias, hambrientas, silentes, insaciables, sabias, ingenuas, ignorantes. Son mujeres; los hombres miramos al piso, masticamos palabras (algunos, los más inestables, quizás las escribimos), nos disculpamos de antemano de los bienes y de los males que les pueden infligir esas Diosas que juegan a ser humanas, que son sus amigas, sus novias, sus sueños, sus calvarios...


Esta crónica es para vos.


2

Memorias de un paseante solitario.


“Las cosas que importa saber a un hombre y cuyo conocimiento es necesario para su felicidad, no son quizá demasiadas” (Jean Jaques Rousseau, Ensoñaciones de un paseante solitario)

Tras cinco breves, pero intensas horas de sueño me despierto.
Debía ir a casa de Malvina a estudiar, tenia que llegar, tenia que llegar y no sabia como...

No sabia como, solo me tome el 160 y me deje llevar, confiado en la buena fe de alguien... todavía pensaba en la bella peronista, todavía redactaba en mi cabeza estas palabras.

Al llegar a Honduras y no recuerdo que calle me baje, según las vagas explicaciones que anote, mal por supuesto, en una hoja de cuaderno con una birome que, como es lógico, tenia poca y mala tinta.

Junto a un café, justo en esa esquina, junto a un café de color naranja y rejas coloniales estaba ella, alta y morena, con una Guía T en la mano, como enviada por Dios, para ayudarme.

- Disculpa, necesito llegara la calle Gurruchaga al xxxx, no me podes ayudar? – dije
- Claro- respondió y se movió sobre la Guía T como una experta, certera, precisa, no tardo 30 segundos en ubicarme, en ubicarse, en concluir:
- Vamos para el mismo lado, te acompaño.

Yo, sonriente acepte, hablamos, me dijo que el barrio era lindo, claro, Palermo es hermoso, quintaesencia del burgués, yo recuerdo que tenia ojos verdes, caminamos tres cuadras. Estudiaba gastronomía me dijo, había salido del colegio hace un año me contó, me explico que trabajaba en una tienda de ropa, junto a una amiga, que era la dueña, diseño joven y de vanguardia me contó, reímos, habíamos caminado cinco cuadras. Era oriunda de Temperley, que le gustaban los barrios llenos de extranjeros, me contó que soñaba con abrir un bar donde su amiga vendiera ropa y ella sus deliciosas recetas, sus tragos sofisticados, en un barrio como Palermo, ya eran ocho cuadras las recorridas, las charladas, ella se reía de mis chistes (ya no los recuerdo, ni valen la pena ser narrados...) y estaba vestida de negro.

- Aquí es, Gurruchaga y N.N., caminas media cuadra y llegas.
- Muchas gracias por guiarme-

No me pude cuadra callado, no pude detenerme ahí...

- Fue un placer – agregue. Iluso, esperaba que la macabra Afrodita se apiadara de mi esta vez, no pude, no me contuve de agregar un remate a la escena, no pude sino remitirme al blanco y negro de “Casablanca”- quizás estos sea el comienzo de una hermosa amistad... – concluí sonriendo.
- No – respondió ella, con una cara inmutable, cercana a la de una diosa arcana, Hecate, tal ves Medusa, ya que quede endurecido, pétreo... y nos miramos durante un segundo en silencio.

Después me di media vuelta, todavía petrificado y me fui a casa de Malvina.

Dos en menos de veinticuatro horas... todo un récord.

Paginas Subversivas: “Manifiesto o para una literatura de combate”

1) Yo: un mal marxista, un pésimo católico.

“Yo soy como el fracaso total del mundo, ¡oh, Pueblos! El canto frente a frente al mismo Satanás, dialoga con la ciencia tremenda de los muertos, y mi dolor chorrea de sangre la ciudad.” (Pablo de Rohka, Genio y Figura)
Soy un mal marxista y un pésimo católico.

Lo admito.

Soy un mal marxista.

Escribí panfletos, publique revistas, hasta ayude a editar algún periodito, fui candidato, milite y milite e incluso todavía milito…
Estuve en las barricadas, en las fabricas, en las reuniones, en los congresos, en las tomas, en los rectorados, hable, opine, debatí, escribí, luche, luche, luche, luche, otra vez…Pensé, pensé, pensé, pensé, una y otra ves, teorías nuevas, cada día leí y leía a todos y cada uno de los clásicos marxistas, todos y cada uno, y todavía más, leí… y mi pecado fue mayor.

Aun así nadie jamás creyó que era marxista. Participe n todo el espectro del trotskysmo universitario y fui expulsado de todos lados, me quitaron el saludo, me negaron la entrada,.Por eso fue que nadie creyó que fuera marxista y hoy mis mejores amigos encuentran en mi actitud la de un triste burgués… y es que siempre me gustaron demasiado los vicios del burgués, siempre me tentó el lado oscuro de la fuerza, mi izquierda no existe o se parece mucho a su derecha.
No creen que sea marxista. Hay veces en que yo tampoco lo creo.

Y aun así lo soy, se lo juro.

Soy un pésimo católico.

Sienten cierto dejo de vergüenza al decirlo. Y es que soy católico una forma huidiza, tremendamente imperfecta, perfectamente imperfecta. Más que ser católico quisiera serlo, estar a la altura de toda la fe y la mística, de todo el misterio y la gracia, quisiera leer el evangelio y entender todo lo que esas simples palabras dicen.
No voy a misa por que me fui de joda el sábado a la noche, me emborrache y tengo resaca y hace mucho frió, no voy a misa por que me aburro de los curas y las chicas lindas, que siempre hay, miran a los rugbystas que cargan el rosario, el cuenta ganado, los ojos claros, el pelo rubio…. Y aun así voy a misa los domingos, con mi tremenda derrota.
Peco y he pecado de vanidad, de orgullo, de gula (mucho), de lujuria (todavía mas), y lo peor es que todavía me queda mucho por pecar, es que voy a seguir pecando.

Soy tan extrañamente católico que mis amigos ateos, que son al mayoría, están convencidos de que soy uno de ellos.

Soy un mal marxista y un pésimo católico… pero escribí y el crimen fue menor.

2) La Literatura, esa ramera…

“Si quieren tirarse un pedo, ¡pues que se lo tiren! Cuando esté fuera, ya decidiremos si huele bien o mal... Si el pueblo cree que el pedo apesta, quedarán marginados”.( Mao Zedong, Discurso del 27 de febrero de 1957 en la Conferencia Suprema del Estado )

Que florezcan mil flores dijo el chino hijo de puta y fusilo a los chinitos otros que querían decirle que su revolución se hizo la pesadilla del sueño del pueblo, que sus ojos rasgaron la sometida vida del campo y la ciudad y le quitaron las manos al escribiente y al escrito… eso fue el realismo socialista como una de las bellas artes.

Los mataron como a gorriones.

Yo me paso la noche queriendo pelearme con alguien o queriendo dormir ni tan triste ni tan solo y despertar con aroma a mujer… y no puedo, solo me encierro en un cuadrado ye escribo de lo que me pasa.

Ya tengo veinticuatro años, ya nunca seré Rimbaud… pero escribí y el crimen fue menor.

Aquí no hay lugar para lo grande, aquí no hay lugar para lo magnifico, escribir como quien tiene que vivir con lo justo, quien no llega a fin de mes, escribir con centavitos para durara el día. Y es que estoy enfermo, y no solo de insomnio, no señor…

Conté mis historias y coseche risas, enojos, el beso de alguna mujer (pocas, siempre muy pocas), construí con la palabras una vida que es la mía y de a ratos no lo es. Me puse en discusión a mi mismo como se hace con algunas verdades en las charlas de café, y de una vida, teñida de libros y amigos y mas rupturas amorosas que noviazgos, coseche algunas cosas que decir y mucho que soñar. La esquizofrenia es brújula de esta extraña violencia:

“Me condené escribiendo a que todos dudaránde mi existencia real,(días de mi escritura, solar del extranjero).”
(Enrique Lihn, Porque escribí)

Pero escribí y el crimen fue menor.

Pero fue un insulto para la ramera literaria, por que para ella el crear un personaje es un acto de decencia, como científico que experimentan sobre ratones para que no sufran los seres humanos… no podría sacrificar un personaje a los martirios que con dulzura cosecho, no le regalaría a un fruto caído de mi imaginación esos deleites oscuros, perversos.

Y con esto me doy la libertad de inventar, me prohíbo estrictamente mentir. Quiero ser la victima de mi propia vida… y después escribir, para que el crimen sea menor.

Aquí esta el campo de batalla
Aquí esta la pregunta leninista: ¿Qué hacer?...

Aquí no hay lugar, no hay fuerzas para la guerra de la novela, épica y gloriosa, no tenemos tiempo para el ejercicio preciso de la sangrienta batalla del cuento, perfecta, definitiva… aquí solo existe la guerrilla de al crónica, el ismo de la poesía.