sábado, 26 de mayo de 2007

Dos Obras breves o de por que el amor es el diablo.

“Con una mano me sostengo y con la otra escribo” (Malcolm Lowry cruzando el Canal de Panamá)

Puedo decir que he sido rechazado, en menos de veinticuatro horas por dos mujeres hermosas, cada una de una forma más espectacular. En extraño y diabólico record.
El amor es el diablo…

“La mitad de este mundo es del demonio, la otra mitad es mía,bobo por esa droga fumada en una niñay enredado en el brote que bifurca su ojo.” (Dylan Thomas, If I were tickled by the rub of love)

Una especie de mezcla entre satisfacción y melancolía, es algo donde me dejo caer, un lecho donde me hundo, una mullida espesura. Puedo jactarme de este sentimiento de embriaguez, de anestesia que me recorre en la madrugada fría de un domingo.

En el fondo sé, quizás siempre lo supe, y esa es al oscura conciencia, la bilis negra que ocupa mi cuerpo en vez de sangre, que cualquiera de mis penas, o mis derrotas puede llagar a ser, si me esfuerzo claro, una buena historia para contar. Que cada vez se ponía más cruel, más azarosa, más entretenida. Era un anormal consuelo: nuevamente Ellas hacían mi historia, yo sólo la narraba.

La literatura se ha convertido en mi vida, y sin duda, hasta las mujeres que me gustan, y además me rechazan, tienen estupendos guiones.

Solo me queda sentarme bajo el frío y observar. Ojos negros una, ojos verdes la otra, dejadas ahí para que se toparan conmigo, para que me chocara con ellas, considerándolas perfectamente naturales, como plantadas ahí por el azar, como por el viento que transporta semillas y del que nadie habla.

1

À l'ombre des jeunes filles Peronistes en fleurs

"Desde el comienzo, me di cuenta que estaba frente a un ser extraordinario" (Juan Domingo Perón.)

Ella era peronista. Con eso podría partir todo esto, su belleza arrasaba de manera nacional y popular como una maravillosa marcha mi descamisado pecho. Ella tenia los ojos negros.

Yo no sabia donde iríamos ni sabia lo que haríamos, estaba ahí por compromiso. No me avergüenza decirlo, llegué casi por error, pero me fui con un triste desafío: tratar de contar una vez mas cómo la belleza prefirió no estar junto a mí.

Antes de llegar a la fiesta, que sería finalmente mi destino (como después me enteré), me noqueó.

Como todo hombre intenté brillar, desplante excesivo e innecesario, simplemente inútil y lamentablemente, en el lugar se encontraban algunos de mis pocos lectores, que avivaban la hoguera de las vanidades, que enfriaban la sutil brisa de la seducción... aun así lo intenté, y pensé que podría hacer algo.

Claramente me equivoqué.

La noche transcurrió entre la cumbia y la cerveza, bailé y me transporté, fui feliz, realmente, fui feliz, ella y todas mis amigas a mi lado, el paisaje era perfecto.
Quizás el momento también lo era...

Cuando no se puede hablar con claridad es mejor callar dice Wittgenstein al cierre de Tractatus Lógico-philosophicus. Que forma más brutal y perfecta de decir la verdad... ella era bella, yo intenté seducirla y perdí, sobre el resto, es mejor callar... salvo en una cosa. Salvo en eso que hace que sea inolvidable y me obligué a escribir:

- Señorita- le dije sentándome junto a ella, después de charlar, después de reír, incluso después de bailar.
- Si?
- Debo confesarle algo, y espero que esto no te moleste, usted me atrae, me atrae mucho- así nomás, así lo dije.
- Escribí una crónica sobre eso- dijo con una sonrisa
- Lo intentare – respondí ante tan bella estocada.
- Así te la refuto...


Mas tarde una chica gótica me consolaba con su charla y una certeza: los hombres son monos.

Y es verdad: Mujeres. Mujeres vivas, despiertas, generosas y egoístas, seductoras y católicas, peronistas, marxistas, reaccionarias, hambrientas, silentes, insaciables, sabias, ingenuas, ignorantes. Son mujeres; los hombres miramos al piso, masticamos palabras (algunos, los más inestables, quizás las escribimos), nos disculpamos de antemano de los bienes y de los males que les pueden infligir esas Diosas que juegan a ser humanas, que son sus amigas, sus novias, sus sueños, sus calvarios...


Esta crónica es para vos.


2

Memorias de un paseante solitario.


“Las cosas que importa saber a un hombre y cuyo conocimiento es necesario para su felicidad, no son quizá demasiadas” (Jean Jaques Rousseau, Ensoñaciones de un paseante solitario)

Tras cinco breves, pero intensas horas de sueño me despierto.
Debía ir a casa de Malvina a estudiar, tenia que llegar, tenia que llegar y no sabia como...

No sabia como, solo me tome el 160 y me deje llevar, confiado en la buena fe de alguien... todavía pensaba en la bella peronista, todavía redactaba en mi cabeza estas palabras.

Al llegar a Honduras y no recuerdo que calle me baje, según las vagas explicaciones que anote, mal por supuesto, en una hoja de cuaderno con una birome que, como es lógico, tenia poca y mala tinta.

Junto a un café, justo en esa esquina, junto a un café de color naranja y rejas coloniales estaba ella, alta y morena, con una Guía T en la mano, como enviada por Dios, para ayudarme.

- Disculpa, necesito llegara la calle Gurruchaga al xxxx, no me podes ayudar? – dije
- Claro- respondió y se movió sobre la Guía T como una experta, certera, precisa, no tardo 30 segundos en ubicarme, en ubicarse, en concluir:
- Vamos para el mismo lado, te acompaño.

Yo, sonriente acepte, hablamos, me dijo que el barrio era lindo, claro, Palermo es hermoso, quintaesencia del burgués, yo recuerdo que tenia ojos verdes, caminamos tres cuadras. Estudiaba gastronomía me dijo, había salido del colegio hace un año me contó, me explico que trabajaba en una tienda de ropa, junto a una amiga, que era la dueña, diseño joven y de vanguardia me contó, reímos, habíamos caminado cinco cuadras. Era oriunda de Temperley, que le gustaban los barrios llenos de extranjeros, me contó que soñaba con abrir un bar donde su amiga vendiera ropa y ella sus deliciosas recetas, sus tragos sofisticados, en un barrio como Palermo, ya eran ocho cuadras las recorridas, las charladas, ella se reía de mis chistes (ya no los recuerdo, ni valen la pena ser narrados...) y estaba vestida de negro.

- Aquí es, Gurruchaga y N.N., caminas media cuadra y llegas.
- Muchas gracias por guiarme-

No me pude cuadra callado, no pude detenerme ahí...

- Fue un placer – agregue. Iluso, esperaba que la macabra Afrodita se apiadara de mi esta vez, no pude, no me contuve de agregar un remate a la escena, no pude sino remitirme al blanco y negro de “Casablanca”- quizás estos sea el comienzo de una hermosa amistad... – concluí sonriendo.
- No – respondió ella, con una cara inmutable, cercana a la de una diosa arcana, Hecate, tal ves Medusa, ya que quede endurecido, pétreo... y nos miramos durante un segundo en silencio.

Después me di media vuelta, todavía petrificado y me fui a casa de Malvina.

Dos en menos de veinticuatro horas... todo un récord.

1 comentario:

luciana dijo...

Hola chilean, que decir de tu flog, increible, o sea miro el mio y lo unico que pienso es PAUPERRIMO.
vos que podes, segui escribiendo.
besos LU