lunes, 7 de enero de 2008

Nacimiento mitico de la fotografia 1



Nacimiento mítico de la Fotografía o las Flores Caidas






"El arte es algo... que resiste a la muerte" Malraux




“Solo una flor caída es una flor total” Mishima








Para ellos es esto
Cuando ya no supe que hacer ni que decirles me fui
Y escribí,
Me ampute de su vida como un cáncer incompatible con las luces que todo lo niegan
Me arranque los clavos y me clave una cruz en el costado
La poesía es mi pierna de madera...
Ortopedia para los sentimientos (sustento mecánico y de papel), de palabras invalidas
Para ellos es esto…
…………………………………………………………………………………………...

Hoy desperté después de soñar con una canción triste, hoy desperté después de soñar un sueño denso y salado como el agua del océano elevado por su misma potencia, como el agua donde puede flotar un huevo o un cuerpo inerte, despertar con al boca pastosa y con frió. Desperté acordándome de un amigo que hace años no veo. La mañana me saluda en un mareo, despierto como respirando de la boca de un frasco de amoniaco o cloro, algún solvente que solventa mi conciencia. H hoy desperté pensando en un amigo esquizofrénico, hoy desperté pensando que la vida nos separo por la violencia que significaba estar juntos, por que ni el ni yo estábamos lo suficientemente sanos para las luces extrañas que nos guiaban. El fue un ser de luz que se desvaneció, yo fui entonces un espacio vació, H pensó tanto que su cabeza se inundo de pastillas y sangre y violencia, una vida inmersa en el mar a profundidades avísales, bajo presiones catastróficas... La sangre lo inundo, fue su océano. Supo elegir su belleza y yo supe elegir que tenía que irme.
Eso al final importo tan poco… solo descubrimos una ley: la ley de una mujer tremenda que existe dentro de nosotros.
…………………………………………………………………………………………..

Una maquina de palabras, un obrero rabioso y ciego, no un amante de la belleza, sino una victima, una victima de esos crímenes sangrientos donde el cadáver aparece descuartizado en la maleta de un auto, autores de crímenes terribles crímenes sangrientos donde el cadáver aparece descuartizado en la maleta de un auto. Como si fueran fotos las palabras, granan sobre papel preparado: "Maligno o no, si no fotografías lo que te sientes impulsada a fotografiar, nunca harás fotografías" (Diane Arbus).
…………………………………………………………………………………………….

Desperté soñando y el en el sueño (o en el despertar) me sacaba la piel en cuadrados perfectos y los guardaba en un refrigerador sobre bandejas delgadas de plumavit o tergopol, era lo mismo, luego entraba una mujer callada y solmene los mordía de a poco mientras miraba los hilitos de carne y de grasa, la sombra de músculos perfectamente delineados, sonreía (ella, pero también yo), en el sueño, al ver que no me dolía.
Era una hombre encerrado en una caja de fruta de exportación (nuevamente soñaba), vivía en ese lugar ase años y pensaba que seria un producto de lujo, el postre carnívoro de rubios Ángeles europeos, y me venderían encerado y brillante en góndolas sonorizadas e iluminadas por elegantes arquitectos. Una ves vi a H desnudo acostado en una cama con olor a meo, era un niño, un Jesús niño (o un Cristo recién descolgado de su árbol de tormento), de cuerpo delgado y nudoso, una natividad con un cristo barroco latigado.
…………………………………………………………………………………………….

Una mañana de otoño (creo que era otoño, aunque podría haber sido en cualquier momento del año, en cualquier momento de mi vida, en cualquier lugar del mundo) entre, junto con M a una habitación oscura.
…………………………………………………………………………………………….

Pero el tiempo paso violento (de la única forma en que puede pasar) y los caminos se hicieron distintos. Suicida, termine por no reconocerlo, y nos perdimos. Desperté, o quizás soñé (esos solo son detalles) y en mi despedida le había regalado, a cada uno, uno de mis dedos.
Ellos (y yo) éramos esclavos de un movimiento de oscilación, un péndulo extraño que se mueve entre dos polos. Entre estas dos formas de lo secreto: Entre Alicia y Prometeo
…………………………………………………………………………………………….

Ella fumaba cigarrillos Gavilán, negros, sin filtro. Yo no lo recuerdo bien, creo que fumaba también los cigarrillos que ella hace unos días me había regalado… usaba una bufanda roja y el día, aunque en algún momento sentí que no el día, sino el universo entero, estaban cubierto de una suave niebla, de un color gris, como si el día estuviera en llamas y la luz fuese el humo de ese espeso incendio que es el tiempo, o quizás las cenizas.
Lo estrecho del ascensor para subir al pequeño departamento, ubicado en un tercer piso, me hizo notar el fuerte aroma corporal de M, era un aroma dulzor y picante, que impregnaba los escaso metros cúbicos del ascensor, también el aroma era pegajoso, una especie de alquitrán que impregnaba su ropa y le daba una textura distinta al aire, el ascensor se trasformo de pronto en una especie de cámara frigorífica apagada, donde el aroma de la carne y la grasa, cada vez mas espeso, empezaba a burbujear y viciar el ambiente.
…………………………………………………………………………………………….

Ella y su aroma fueron el preámbulo de una imagen y su persistencia (Peter M. Roget, publicó en 1824 su artículo “Persistencia de la visión”, donde afirmaba que el ojo de las personas era capaz de retener imágenes durante una fracción de segundo al dejar de mirarlas, a 16 imágenes en un movimiento que transcurre en un segundo la persistencia de la visión es capaz de unirlas y hacer que se vean como una sola imagen con movimiento continuo.). Todo estaba medianamente preparado (las cámaras: una Zenit, una Minolta…), el material (ella nos esperaría en su casa, con una amiga, le pagaríamos por una hora de modelo, ella o su amiga eran amigas de M)…
Cuando me desperté, hace muy poco, me dedique a escribir la noche entera mientras pasaba el temblor del pánico con cerveza y amigos que no paraban de hablar, por que si paraban de hablar, morirían, igual que yo (no si paso antes o después aunque podría haber sido en cualquier momento, en cualquier momento de mi vida, en cualquier lugar del mundo).
Cuando me desperté estaba en la guardia de un hospital donde un borracho agitaba la mano salpicando los espejos del baño con sangre. Yo miraba comiéndome un alfajor, como le limpiaban las heridas con cloro.
…………………………………………………………………………………………….

Nos abrieron la puerta, la amiga, nos sacamos los abrigos (hacia frió, pero no demasiado, así que podría haber sido otoño, no lo recuerdo bien) nos ofreció una taza de café. Abrió la puerta del cuarto, donde escondía como si fuese Pandora, el cuerpo de nuestra modelo.
Al levantar la vista frente a mí, tendida sobre la cama, en un cuarto que era un tsunami, ella, tendida: reina de las mareas.
El olor a concha me saludo como una cachetada.
…………………………………………………………………………………………….

No hay comentarios: